El siglo XIX fue una época dorada para las celebraciones de lujo, especialmente entre la burguesía y los aristócratas. Los avances posteriores tanto económicos como sociales y culturales de la época permitieron que las clases privilegiadas organizaran eventos para el entretenimiento de la población; de esta forma demostraban status y poder. Muchas de estas tradiciones, a día de hoy, permanecen (adaptadas a nuestros tiempos), pero con el mismo objetivo.
¿Qué cosas permanecen en los eventos modernos?
Las fiestas y reuniones de la alta sociedad eran el reflejo del esplendor de la época, estos eventos incluían bailes de gala, como expresión de lujo, organizados en palacios y grandes salones, con una vestimenta concreta y música en vivo para establecer relación con otros miembros de la misma categoría social.
Se ofrecían, además, menús inspirados en cocina francesa, servidos en elegantes vajillas de porcelana y cubiertos de plata. Además, el orden de los asientos reflejaba la jerarquía social, y, todos los invitados contaban con un profesional servicio de mayordomos.
Por otro lado, uno de los planes más habituales en esa época era asistir a la ópera, esto se convirtió en un símbolo de status, en algunas familias incluso se hacían representaciones privadas en sus mansiones y palacetes.
Siguiendo la relación con el entretenimiento, era muy común las veladas literarias y artísticas, donde los artistas mostraban sus obras en exclusividad (ante un público particular).

Como ya sabemos, los eventos han evolucionado a lo largo del tiempo, pero muchas de estas costumbres aún perduran, y, aunque el formato no es completamente igual (ya que los tiempos cambian y nosotros evolucionamos constantemente), la exclusividad, elegancia y el protocolo siguen marcando diferencia en los eventos de la alta sociedad.